La adolescencia es una etapa de desarrollo y cambios, donde los jóvenes buscan construir su identidad y afirman sus creencias y valores. En este proceso, muchos factores pueden afectar su bienestar socioemocional, lo que a veces se expresa con problemas de conducta o socialización. Por eso, St George’s cuenta con espacios y equipos dedicados a detectar este tipo de situaciones, realizar un acompañamiento para ayudar a los jóvenes a trabajar en estas dificultades y brindarles herramientas para superar estos obstáculos.

Giannina Geronimi, psicóloga y consejera escolar

Giannina Geronimi, psicóloga y consejera escolar

Para comprender el trabajo que se realiza desde el colegio, hay que comenzar por entender de qué hablamos cuando nos referimos al bienestar socioemocional. “Se trata de un estado caracterizado por una sensación de bienestar y armonía, de estar a gusto con nosotros mismos y el mundo que nos rodea” explica Giannina Geronimi, psicóloga y Consejera Escolar de St George’s College. Este estado implica estar “conscientes de nuestras propias habilidades para afrontar las diversas tensiones normales en la vida, gestionar nuestro mundo emocional de forma adecuada y sostener relaciones interpersonales positivas en un entorno seguro”. En St George’s, quienes brindan apoyo e intervención de acuerdo a las necesidades que surgen son la Consejera Escolar, el equipo de Pastoral y el liderazgo del colegio.

Anticiparse para proteger

La prevención es en lo primero que se trabaja para velar por el bienestar socio emocional de los alumnos. Durante todo el año, tienen espacios con el foco puesto en el bienestar y el manejo de emociones. En la Georgian Hour tienen charlas, talleres, y momentos para realizar yoga, en Personal and Social Education (PSE) se brinda contenido sobre educación emocional en un espacio áulico, y en Salud y Adolescencia se abordan tópicos sobre sexualidad y cambios en esa etapa. Estas propuestas buscan que los jóvenes obtengan recursos para enfrentar situaciones que les toque atravesar, para reconocer, entender y manejar sus emociones. También, funcionan como espacios de diálogo y descarga, donde se fomenta la prevención de la salud mental.

Alumnos de ES6 participan de un taller de manejo del estrés

Alumnos de ES6 participan de un taller de manejo del estrés

Para ayudar hay que detectar

Pero aún con estas herramientas, los alumnos pueden encontrarse con dificultades que los desborden y afecten su bienestar socioemocional. En estos casos, para ayudar, lo primero que se necesita es detectar estos problemas, algo que no siempre es tan sencillo porque muy a menudo los alumnos no expresan lo que les pasa o no saben entender lo que atraviesan. Para eso, en Secundaria, el sistema de tutorado funciona como un gran sensor para descubrir estas situaciones. Cada mañana, los 8 tutores comparten con los alumnos de su House un espacio en el que charlan, se ve la organización de la semana, y se plantean problemas. El tutor chequea los informes de los distintos profesores, y si hay alguna situación que se repite, habla con el alumno para preguntarle qué pasa. O bien, si percibe algo que le llama la atención -algún alumno con mala cara, que llega tarde, que se comporta extraño- también se acerca para establecer un diálogo.

Pero el tutor no es el único encargado de velar por el bienestar socioemocional de los alumnos: en St George’s, todos los adultos son responsables de ayudar a cumplir ese objetivo. Por eso, puede ocurrir que algún docente note algo que le llama la atención, a partir de lo cual puede armar un reporte en la plataforma de gestión académica o bien hablarlo con el tutor o jefe de año. Muchas veces las dificultades sociales se ven en situaciones informales, como los recreos, los almuerzos, o los vestuarios.

En St George's, todos los adultos son responsables por el bienesar de los alumnos

En St George’s, todos los adultos son responsables por el bienestar de los alumnos

“A veces el problema es que al alumno le pasa algo que lo tiene distraído y no lo deja concentrarse, porque tiene un problema social ya sea dentro del colegio o fuera. Si bien no lo vamos a poder solucionar, lo podemos acompañar para ver que le está faltando”, señala Javier Marvaldi, quien, como Head de Pastoral, vela por el bienestar de los alumnos de Secundaria.

Intervenir para acompañar

De la detección se pasa a la intervención. En función de cada situación se decide si la intervención requerida es la psicológica, si el foco del problema es social, o la psicopedagógica, si hay una cuestión más vinculada al aprendizaje. En el primer caso, es el área de Pastoral la encargada del seguimiento, mientras que en el segundo, la de Pupil Progress.

Pero muy a menudo, el área de acción de las profesionales se superpone y se requiere de un trabajo en equipo y coordinado. “Muchas veces las situaciones de conducta pueden impactar en el aprendizaje, o viceversa, una dificultad de aprendizaje puede generar una respuesta emocional”, afirma Giannina Geronimi.

Ansiedad, estrés, problemas de conducta. Los alumnos pueden llegar a la oficina de Giannina por diferentes motivos, a veces espontáneamente, a veces dirigidos por una situación específica.

“En los encuentros uno a uno se puede conversar con el alumno, indagar cómo está, cómo se siente, hacer sugerencias en función a la problemática que pueda tener y brindar herramientas de regulación emocional. Algunas son intervenciones sencillas y otras más a largo plazo”, explica la Consejera Escolar.

Un trabajo personalizado

Cada intervención varía de acuerdo a la situación que surja, y se define a partir de la conversación con los alumnos, si hay apertura y quieren comentar que les está pasando, si expresan que necesitan ayuda, entre otras cosas. A partir de eso, se hace una devolución con sugerencias, que pueden variar desde recomendar que el chico hable con su familia sobre lo que le pasa hasta aconsejar involucrar a un profesional externo.

Además, en algunos casos se sugieren realizar adaptaciones para los alumnos que requieran alguna acomodación ante alguna situación determinada: esto puede ser, por ejemplo, posponer un examen, proponer una sala aparte para las evaluaciones, entre otras cosas. “Es entender que el chico está atravesando una circunstancia difícil, como puede ser una pérdida, y comprender que en ese momento su energía está más focalizada en atravesar el duelo, que en el contexto escolar”, resalta Giannina.

Las sugerencias que se realizan no son exclusivas para los alumnos, también se hacen a los docentes, para que puedan acompañarlos. Por ejemplo, si hay un estudiante más bien disruptivo y eso altera la dinámica de clase, se hacen recomendaciones para ubicarlo dentro del aula y manejar las situaciones que surjan.

En todo este proceso, el contacto con la familia es indispensable, de la misma forma que unificar el mensaje que se le da al alumno, para que en la casa y en el colegio se diga lo mismo. También se trabaja con la responsabilidad que el estudiante debe tomar sobre su propio bienestar socioemocional y lo que quiere lograr. “Ante un problema de conducta, u otra situación, se habla con el chico y se organiza una reunión con los padres. Al alumno se le dice que nos gustaría que cuente a su familia lo que pasó antes del encuentro. A veces puede hablarlo y otras veces no. En muchas ocasiones no es tanto lo que el alumno hizo, sino lo que le está pasando, por qué se llega a eso. Qué le pasa al chico y qué es lo que quiere”, ejemplifica Javier.

“Lo que sienten es indiscutible. No se minimiza lo que le pasa diciendo ‘son cosas de chicos’, si algo le preocupa o molesta, es importante”, resume Javier. A partir del diálogo, se trabaja sobre lo que ese sentimiento le genera, cuál es el objetivo que quieren lograr y qué acciones van a realizar para alcanzarlo.

 

Alumnos en clase

Seguimiento

Javier Marvaldi, Head de Pastoral

Javier Marvaldi, Head de Pastoral

A partir de este primer encuentro, mucho del trabajo para mejorar o enfrentar lo que antes no se podía queda en manos del alumno. La determinación y voluntad son indispensables en este proceso, pero con constancia empiezan a aparecer resultados. “Los primeros cambios que se observan son personales, el alumno se para diferente frente a la situación y deja de pensar que él es el problema. Ya no depende solo de lo que los demás digan o dejen de decir. A partir de estos cambios vamos planeando nuevos objetivos y acciones. Pero es un proceso que lleva su tiempo”, precisa Javier.

En este contexto, es indispensable el seguimiento para sostener el vínculo con el estudiante, que puede ser vía mail, chat interno, o cara a cara. También se mantiene el diálogo con la familia y, si están involucrados, con los profesionales externos.

Prevención, detección, intervención, seguimiento. La búsqueda del bienestar socioemocional del alumno es un trabajo complejo que abarca el trabajo en equipo de profesionales con distinta formación, una constante mirada atenta tanto en los espacios de trabajo formal como en los de esparcimiento, un constante vínculo con los estudiantes y sus familias, y, sobre todo, mucha empatía. La tarea es ardua, requiere mucho tacto y delicadeza, pero con el buen desempeño profesional y la predisposición de los alumnos se logran muchos avances que son valiosos para estudiantes y adultos. “Es muy reconfortante ver a un alumno que tuvo dificultades volver a  disfrutar de las distintas actividades del colegio con sus compañeros. También, cuando vuelven al colegio como exalumnos y hacen mención especial de alguna de estas situaciones que los marcó y los ayudó más allá de su paso por el Secundario. Esa es de las mayores satisfacciones dentro de mi profesión”, concluye Javier.