En su último año de estudio en St George’s College, Silvina Nordenstohl (camada 1994) no imaginaba que algún día iba a dirigir la filial norteamericana de una de las empresas farmacéuticas más importantes del mundo. “Mi carrera la vivo como un proceso más que como un destino. Nunca pensé en posiciones, siempre me propuse aprender, ser mejor y aceptar desafíos”, afirma.

En el colegio, se debatía entre estudiar Arquitectura o  Economía, aunque finalmente se decidió por seguir esta última en la Universidad Torcuato Di Tella. Con el tiempo, se dio cuenta de que su pasión estaba en otro lado y siguió esa corazonada. Comenzó una carrera en marketing en Beiersdorf, pasó por Coca-Cola y finalmente, llegó a Galderma, empresa en la que hoy trabaja. Este año, Forbes coronó su impresionante recorrido corporativo nombrándola en un artículo como una de las 10 mujeres líderes empresariales inspiradoras. En este viaje, Silvina tuvo que adaptarse a distintos contextos culturales, aceptar desafíos, escapar de su zona de confort, dar lo mejor de sí, cultivar la resiliencia y ser empática. Pero todo comenzó con una decisión antes de graduarse de St George’s.

¿Cómo fue tu paso por el colegio?

Tengo recuerdos muy lindos del colegio, me trae de vuelta a un lugar donde la pasé muy bien, donde conocí personas, muchas de ellas que me acompañan para toda la vida. Entré al colegio en segundo grado y estuve hasta que egresé, así que fue una parte muy importante de mi vida en la que la pasé buenísimo. Hacía un poco de todo, y esa es la propuesta que tiene St George’s, que se vive diferente a la de cualquier otro colegio y es lo que hace que sea un lugar tan especial. No es una cosa, sino el conjunto.

Silvina Nordenstohl junto a sus compañeros de Cutts (1994)

¿En tu último año de St George’s, tenías definido que querías hacer a nivel profesional o todavía estabas decidiéndolo? 

No, la verdad que no tenía muy en claro lo que quería hacer. Sabía que podía ser Economía, pensé que podía hacer Arquitectura y busqué universidades. Me interesó la propuesta de la Universidad Torcuato Di Tella, así que arranqué con Economía, me gustó y seguí. Pero no estaba 100% segura de lo que quería hacer al graduarme.

Silvina junto al equipo de Hockey

En ese momento, ¿te imaginaste alguna vez que ocuparías un rol tan importante en una empresa?

No, porque durante mi carrera nunca pensé en las posiciones. Las cosas se fueron dando y uno va tomando decisiones, las oportunidades aparecen y las cosas suceden. Y vas creciendo. Lo veo más como un proceso que como un destino. Entonces nunca me propuse una posición, sino que me planteé en cada momento aprender a ser mejor y aceptar muchos desafíos. Siempre le escapé a la zona de confort. 

¿Cómo fue tu recorrido profesional después de que terminaste el colegio?

Me gradué en Di Tella. Pensé que quería hacer consultoría, y mientras hacía eso, también era profesora. Ayudaba en una de las cátedras de mi universidad, con alumnos que hacían proyectos reales para empresas. Y un día me encontré con que no me veía haciendo consultoría de ahí a cinco años. Me divertía más hacer lo que hacía con mis alumnos, y ahí decidí cambiar. Descubrí que el área comercial era lo que me gustaba, por eso quería entrar en marketing.

¿Cómo comenzaste tu recorrido dentro del marketing?

La hermana de una amiga mía, una Old Georgian, me dio la oportunidad. Era directora de marketing, así que le pedí que si un día había alguna posición, que por favor me diera la oportunidad de aplicar. Apareció la posición, hice las entrevistas, y así empecé en Beiersdorf como analista de marketing. Ahí hice toda una carrera, pasando por diferentes roles. Más tarde tuve la oportunidad de ir a Coca-Cola, estuve por algunos años en posiciones regionales y después apareció Galderma en Argentina. Luego, me ofrecieron la posibilidad de ir a Brasil, donde estuve 12 años en distintas posiciones. Llegué a ser gerente general de la Organización de Brasil, después fui responsable por Latinoamérica porque la región la construimos desde Brasil, entonces todos los países le reportaban a esa oficina. El año pasado recibí la propuesta de venirme para acá (EEUU) en agosto.

¿Qué habilidades o características creés que hacen falta para tener éxito en el mundo corporativo?

Hay que tener resiliencia. Obviamente, esto tiene mucho que ver con adaptarse y ser flexible para aprovechar cada oportunidad. En cada posición que me tocó, traté de dar mi mejor versión y de aprender, porque a veces algunas cosas que hacés te gustan más, otras te gustan menos, pero todas, en algún momento, van a tener sentido dentro de una carrera. Así que siempre busqué desafíos, posiciones que me hicieran crecer, que no eran cómodas, sino que me permitían dar un salto, porque eso es lo que más me divierte. Desafiarme, aprender, armar equipos fuertes y hacer la diferencia.

A lo largo de esta carrera, que empezaste en Argentina, continuaste en Brasil y ahora estás en Texas, ¿cómo lograste adaptarte a las diferencias culturales?

Estuve en posiciones regionales que te ayudan a prepararte para eso y entender cómo adaptar la forma en la que te comunicás, porque no necesariamente todo el mundo te va a comprender de la misma forma en todos los lugares. Entonces eso fue un buen aprendizaje. Y básicamente tiene mucho que ver con el people to people, escuchar mucho, respetar mucho, entender. Hay que aprender y poner la energía en eso, porque lo que las personas precisan es alguien que las escuche. Es ese preocuparse genuinamente por las personas para crear la sensación de un equipo, una visión clara y generar el contexto para que cada uno pueda hacer su mejor parte. Lo que construye es la transparencia, escuchar, realmente ocuparse y preocuparse por las personas y  alinear todo el mundo detrás de una visión.

Yo creo que eso va a hacer la diferencia en cualquier país. O sea, vos llegás y tenés que hacer el esfuerzo de entender la cultura, de aprender el idioma, como me tocó a mí en Brasil. Lo necesitás para realmente ser parte del lugar en el que estás y vivirlo como que es tu lugar.

¿Cómo creés que te ayudó tu paso por St Georges y qué herramientas creés que te dio?

Yo creo que lo que te da St George’s son las experiencias que vivís, interactuar con personas de backgrounds diferentes. La propuesta del colegio te prepara para el mundo y te da una capacidad de adaptarte y de independencia que la llevás para toda la vida y que te hace posible acomodarte a diferentes contextos y poder entender diferentes realidades. 

Hace poco en un artículo de Forbes te eligieron como a una de las diez mujeres de negocios inspiradoras de este año. ¿Cómo te sentiste al ver ese reconocimiento en esta revista que es una de las más prestigiosas del mundo?

 Fue una gratísima sorpresa. Y lo que también es muy lindo es el reconocimiento, los mensajes de cariño de personas que uno quiere mucho, de personas que admiro mucho, de personas que son parte de mi vida, de personas que fueron parte clave de mi carrera.

Hoy estás dirigiendo Galderma en Estados Unidos, ¿cuál es tu enfoque para esta filial?

Galderma tiene un propósito muy claro como organización que es “Advancing dermatology for every skin story”, trabajamos para eso todos los días. Es tener en claro cómo podemos agregar valor e impactar positivamente en la vida de pacientes, personas, profesionales de salud, médicos, clientes. Es tener una visión clara de hacia dónde se va y crear el equipo correcto para llevarte hasta ahí. Somos una empresa que crece rápido, con una ambición muy clara de convertirnos en la compañía número uno en dermatología en el mundo. Y tenemos claro que trabajamos para eso todos los días. Entonces yo creo que tener un equipo alineado, con las personas correctas, ejecutando con excelencia y con una visión clara es lo que te lleva a mantenerte fiel al propósito que tenés como organización. 

Considerando que hay muchos alumnos en sus últimos años del colegio y exalumnos que van a estar leyendo esta charla, ¿qué consejos le darías a aquellos que quieren llegar a alguna posición importante dentro del mundo corporativo?

Yo creo que lo importante es elegir lo que te gusta. Porque hacer algo que te gusta con personas que te gustan te prepara para hacer lo mejor todos los días. A veces no sabemos lo que queremos, a veces nos damos cuenta después, pero hacé lo que realmente te gusta, dedicate y hacelo para que valga la pena con compromiso y consistencia. Además, tenés que adaptarte, ser flexible, estar dispuesto a aprender todos los días. Porque aprendemos todos los días. Nunca llegamos, siempre somos un work in progress y yo creo que eso te hace crecer en cualquier posición, en cualquier lugar en el que estás. Entender que todos los días te estás desarrollando y ayudando a desarrollar otras personas es fundamental. Y en el mundo corporativo hay que tener resiliencia. Esto es válido en todos lados, porque también las personas que emprenden tienen que tener una cuota de resiliencia, de confianza en uno mismo y estar decidido a no quedarse en la zona de confort sino siempre ir por ese salto que te va a desafiar y hacer ser mejor.